8 • 9 DE ABRIL 2020
A pesar del miedo farmacéuticos hispanos
en el epicentro del coronavirus
Por: Karmina L. Fonseca
elcorreo@schnepsmedia.com
“¡Donde esta suelto el diablo!”,
así describe el Sr. Rogelio
Fernández al área de Elmhurst,
Queens, considerada el epicentro del
COVID-19 en Nueva York. El cubano
de 64 años, farmacéutico principal
de la droguería Th ree J’s, dice que es
ahora cuando “toca dar la cara”. La
farmacia está ubicada a escasas ocho
cuadras de uno de los hospitales más
golpeados por el brote del coronavirus,
el hospital Elmhurst.
A pesar de estar enfermo de lo que
él describió como ‘una gripe diferente,
un fl u’, sigue trabajando, especialmente
porque otros colegas ‘se han desparecido’.
“No es que estén enfermos, pero
están en la casa esperando a que pase
la pandemia”, explicó.
Debido a la epidemia, las farmacias
se han visto obligadas a reducir las horas
y despedir a empleados, no obstante,
los que están al frente, siguen ayudando
a los pacientes a superar esta
crisis, incluso a riesgo de su salud.
“Aquí estamos los siete días, imagínese,
‘¿qué vamos a hacer?’. Uno estudió
esto y ha estado al frente de enfermedades
toda la vida, como ahora vas a
salir corriendo. Igual que si usted fuera
bombero y hubiera un fuego, ¿qué va
a hacer? ¿Salir corriendo?”, cuestionó.
“Hasta que tenga las
fuerzas… y la salud”
En el caso de Nelson Flores, farmaceuta
de Lincoln Care Drugs en El
Bronx, el escenario es escalofriantemente
parecido.
“Son pocos los médicos que quieren
ver a los pacientes”, señaló, “lo hacen
virtual o por teléfono, así que a los farmacéuticos
nos toca hacer muchas llamadas
a los profesionales de la salud
para solicitar las recetas o tratamientos
médicos de los clientes”.
Sin embargo, Flores esta fi rme en
seguir trabajando “hasta que tenga las
fuerzas… y la salud”.
De acuerdo a un comunicado conjunto
de organizaciones farmacéuticas
representando los interés de los
farmaceutas de los Estados Unidos,
los farmacéuticos se encuentran entre
los profesionales de la salud más
accesibles del país, con el 90% de los
estadounidenses viviendo a 5 millas
de una farmacia comunitaria. Son expertos
en medicamentos que brindan
atención al paciente en una variedad
de entornos, incluidos hospitales, clínicas,
farmacias comunitarias y consultorios
médicos.
Como profesionales de la salud con
atención directa al público, los boticarios
también se encuentran entre los
más expuestos a contraer la enfermedad
de coronavirus.
“Nadie sabe quién tiene el virus. El
Pacientes de la farmacia Three J’s en la avenida Elmhurst, en Queens, guardando la
“distancia social” mientras hacen fi la para ingresar por sus medicamentos.
minuto que yo salgo de mi casa y llego
acá estoy con un poco de pánico, pero
uno tiene que hacer su trabajo también”,
insistió Flores, sobre la realidad
de acudir a trabajar a pesar del miedo
a contraer el virus. “Me tocó el caso en
que vino una mujer a comprar vitaminas
y dijo que alguien de su familia fue
infectado con el virus. En ese instante
me entro el pánico porque quien sabe
si esa persona puede que lo tenga también.
La señora compró su vitamina y
nosotros empezamos a desinfectar todo
en la farmacia”.
Cero vacunas por falta
de protección
Dentro de las ofertas que las farmacias
están ofreciendo a sus clientes esta
la entrega de prescripciones en la acera
para que los pacientes no tengan que
salir de sus automóviles y surtido de
recetas médicas dentro de la tienda.
Lo que si dejaron de hacer es aplicar
vacunas.
“Lo único que hemos parado son las
inmunizaciones porque básicamente
no estamos consiguiendo lo que le
llaman PPE (acrónimo en inglés por
Equipo Personal Protector)”, expresó
con marcado acento cubano Fernández,
añadiendo que la ciudad le da la
preferencia a los hospitales. “Todas las
noticias hablan de que las enfermeras
necesitan PPE, los médicos necesitan
PPE, pero si yo inmunizo, yo estoy haciendo
lo mismo que hacen las enfermeras,
entonces allí es donde se ha
formado el problema”.
A pesar de la escases en equipo
protector, Fernández afi rma que
(Fotos cortesía de Rogelio Fernández)
actualmente si cuentan con máscaras
y que para minimizar el riesgo de infección,
tratan de mantener las distancias
con la gente.
“Si hay cierto riesgo”, repitió. “Ya hay
tres que trabajan aquí que ya no están
viniendo porque están enfermos… uno
salió positivo pero está bien, se ha ido
mejorando”.
El lado joc oso a la crisis de salud
Si bien el miedo se ha convertido en
parte de la cotidianidad, las ganas de
ayudar en estos tiempos de crisis han
sobrepasado el temor, y están probando
ser un potente motor para seguir
adelante. Incluso al grado de verle el
lado jocoso a la crisis de salud.
“Lo que no se está vendiendo es la
Viagra, bajo la venta en un 90%”, comentó
espontáneamente entre risas
Fernández, sobre como la venta de la
famosa pastilla azul contra la disfunción
eréctil ha caído.
Por su parte Flores bromeando agregó
que en su farmacia “juegan más Lotto
que recetas”, refi riéndose a como
mucha gente prefi ere arriesgarse a salir
con tal de no dejar de probar su suerte
con la lotería. “Tampoco uno no puede
dejar de seguir viviendo mientras tome
sus precauciones”, enfatizó el farmaceuta
de origen dominicano.
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