6 • 30 DE SEPTIEMBRE 2021 INMIGRACIÓN
7 días de cruce fronterizo de indocumentada mexicana
Por: Redacción Noticia
Reditorial@noticiali.com osy no se dio cuenta de que estaba
viviendo en la pobreza mientras
crecía en México, porque
estaba rodeada por el abrazo amoroso
de sus abuelos. “Tenían tan poco, pero
nos cuidaban profundamente”, dice.
Ella caminaba millas hasta la escuela
para evitar pagar el pasaje del autobús
y escribía algo pequeño para poder hacer
un solo cuaderno durante todo el
año, pero así estaba feliz.
Dejó la escuela después del 6to. grado
y obtuvo una identifi cación falsa de
alguien llamada “Jenny” para fi ngir que
tenía 14 años, lo que le permitió conseguir
un trabajo. “Cosía camisetas y me
pagaban muy poco, pero estaba muy
feliz de ganar dinero”, recuerda.
Después de unos años, ella conoció a su
esposo mientras trabajaba en una fábrica,
pero “él no era mi salvador”. El marido
comenzó a golpear a Rosy, ahora madre,
pero ella inicialmente no lo dejó, por temor
a los problemas fi nancieros que podrían
afl igir a sus hijos si él desapareciera.
Sin embargo, un día, después de una
noche particularmente violenta, Rosy
logró escapar de su esposo alcohólico
y abusivo, y encontró a su madre separada,
que la acogió con sus hijos.
Pronto, a medida que sus hijos crecieron,
ella sabía que se enfrentaba a
una decisión difícil: si los más pequeños
debían permanecer en la escuela
y evitar el estilo de vida de fábrica de
bajos salarios al que se vio obligada a
adoptar, necesitaba dinero.
Así que le rogó a su tío radicado en
Estados Unidos, quien accedió a pagarle
a un coyote para que la llevara al
otro lado de la frontera. “Ahora podía
ver esperanza en el horizonte”.
Desierto abrasador y helado
Al principio a Rosy le preocupaba estar
a solas con el coyote, ya que muchos
son personas sin escrúpulos y las mujeres
a menudo son violadas en el viaje o
abandonadas a la mitad del camino sin
que les devuelvan la cantidad de dinero
que necesitan gastar para contratar
a otro coyote. Pero su tío respondió
por el carácter del hombre y se fueron.
Cuando se acercaron al Río Grande,
que separa a México y Texas (EE.UU.),
el coyote, un anciano, primero cruzó
a nado sus maletas, antes de regresar
por Rosy, quien remaba a través de una
fuerte corriente hacia el otro lado, y ahí
comenzó lo peor del viaje.
Los viajeros ahora tenían que caminar
a través de un gran desierto, cubierto
de alambre de púas, con días
calurosos que llegaban a más de 100
grados y noches heladas que bajaban
a cero. Durante el día, Rosy se sentía
a punto de desmayarse por el calor y
el agotamiento, mientras que apenas
podía dormir por la noche. Se envolvió
con toda la ropa que tenía, pero aún
sentía que sus dedos se congelaban.
La historia de la mexicana Rosy quien pasó una aventura infernal por el desierto para llegar hasta Estados Unidos.
Cada vez que preguntaba, el coyote le
decía diferentes líneas de tiempo sobre
cuánto más tardaría el viaje, y cada vez
se extendía ese tiempo justo cuando pensaba
que estaban llegando al otro lado.
Ahora, sin embargo, el calor empeoró
porque se quedaron sin agua. “¡En
secreto tenía la esperanza de que los
agentes de Inmigración nos recogieran
en este punto y la pesadilla se acabara!
Mis labios estaban agrietados y secos.
Traté de lamerlos, pero no tenía saliva”,
dice Rosy.
Finalmente llegó un suspiro de alivio
cuando encontraron un rancho, y
el coyote predijo correctamente que
tendrían una bomba de agua para robar
algo de hidratación. Ella saltó por
el agua y comenzó a tragar, antes de
que su cuidador la detuviera.
“Bebe despacio y con cuidado”, le dijo.
“Demasiada agua fría demasiado rápido
puede ser un shock para tu sistema”.
Volvieron a llenar sus botellas y reanudaron
su aventura.
“Parecía haber un sinfín de vallas de
alambre de púas por las que teníamos
que trepar. Creo que desde el comienzo
del viaje había contado cincuenta”,
rememora Rosy.
“Mis jeans estaban hechos jirones. Mi
cara y brazos estaban rojos con cortes
recién abiertos y curados. Mis pies estaban
hinchados y llenos de ampollas.
Nunca me quité las botas, porque tenía
miedo de ver lo mal que estaban mis
pies, y sabiendo lo hinchados que estaban
mis pies, tenía miedo de no poder
volver a ponerme las botas”.
Atrapados por ‘La Migra’
Ya, en el séptimo día de su viaje al
norte, escucharon el sonido de los helicópteros
de Inmigración. Rosy corrió
bajo un árbol y oró a Dios. “No quería
que me atraparan después de todo el
sacrifi cio que hice para llegar tan lejos”,
señala.
Ella comenzó a sospechar que el coyote
no conocía la ruta exacta, ya que
caminaban en círculos mientras buscaban
una línea de tren que los llevaría
a San Antonio. “Estábamos teniendo
problemas para encontrar la línea del
tren. Nos paramos impotentes en una
bifurcación del camino, preguntándonos
qué lado tomar”, relata. “Volví a
pedirle ayuda a Dios y sentí que me
estaba dirigiendo”.
Finalmente, escucharon el tren. “A primera
hora de la tarde apareció un tren
con un estruendo y luego se detuvo en
la línea. Logramos subirnos al último
vagón”, recuerda Rosy. Pero su buena
suerte no duró. El tren aminoró la velocidad
y escucharon gritos de los ofi -
ciales de Inmigración: fueron atrapados.
“Me sentí despojada al recordar los
días de caminar por el paisaje infernal
que pensé que fi nalmente habíamos
superado. Consideré todas esas alambradas
de púas, el calor y el frío del
desierto, la falta de agua y cada paso
doloroso”, recuerda. “Sentí que todo
había sido en vano”.
Sin embargo, en otro giro de los acontecimientos,
un ofi cial de Inmigración
amable le permitió contar su historia,
sobre los niños en casa y el esposo
(Foto: Brooklyn Paper)
abusivo, y la dejó apelar su caso ante
un juez. “Quizás haya algo de justicia
en el mundo porque me dijeron que
me permitirían quedarme en Estados
Unidos”, dice Rosy.
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Esta historia es parte de una serie
que contiene capítulos editados del
libro de Sharon Hollins de 2021 “Cruces:
Historias no contadas de migrantes
indocumentados”. Cada relato
cuenta un viaje diferente de un
inmigrante hacia Estados Unidos.
(Foto: Brooklynpaper.com)
El libro de Sharon Hollins, de 2021,
“Crossings: Untold Stories of
Undocumented Migrants”, relata los viajes
de personas que buscan una mejor vida.
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/Brooklynpaper.com
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