21 DE ENERO 2021 • 19
PUBLIREPORTAJE
El círculo de la vida
Stephanie Collado nació en Elmhurst y ha vivido toda
su vida en Queens. Su esposo, Gary Singh, también
nació en el hospital. Y el 04 de mayo de 2020, cerca del
apogeo de la pandemia del COVID-19, Stephanie dio a luz
prematuramente a dos niñas gemelas en Elmhurst, Aaliyah
y Gia. Stephanie no solo nació en Elmhurst; ella también
ha sido atendida en el hospital de algunas importantes
formas. Siendo una infanta, su madre la llevó a Elmhurst
para recibir tratamiento por un problema de la cadera; sus
piernas no estaban creciendo uniformemente. Años de
terapia física intermitente y zapatos especiales ayudaron a
sus piernas a crecer rectas y uniformemente. Para cuando
cumplió 10 años, Stephanie había vuelto a usar calzado
normal. Ella no tuvo ningún problema desde ese entonces.
Stephanie y Gary, quienes viven en Queens, originalmente
planearon tener sus bebés un poco más cerca de su
vecindario, pero durante el embarazo de Stephanie
surgieron síntomas extraños: un sarpullido apareció en
su rostro y sus extremidades y manos se inflamaron. Su
doctora la ingresó al hospital local, donde ellos pasaron
cuatro días tratando de averiguar qué estaba mal, pero los
doctores no fueron capaces de diagnosticarla.
“Era agotador y yo estaba desesperada, así que decidí ir
al Departamento de Dermatología de Elmhurst.” Ella dijo.
“Ellos hicieron biopsias y siguieron investigando hasta que lo
descubrieron.” Finalmente Stephanie obtuvo un diagnóstico
que nunca esperó: lupus, una condición autoinmune que es
posible que haya tenido por años sin saberlo. El embarazo lo
intensificó. Ella comenzó a ver a un reumatólogo en Elmhurst,
quien prescribió medicamentos para mantener sus síntomas
controlados. Y ese excelente cuidado impulsó a Stephanie a
mudar su cuidado prenatal al mismo hospital. “El hospital ha
estado en mi vida desde que nací, desde mi niñez. Y luego
ellos me ayudaron a encontrar una cura para mi enfermedad
y a dar a luz a mis dos hijas,” ella dijo. “Yo me siento muy
conectada a mi comunidad debido a este hospital.”
Ese nivel de comodidad ayudó
a Stephanie cuando sus bebés
llegaron antes de tiempo, en la
semana 31 de su embarazo. En
ese momento, el coronavirus se
estaba propagando en el área
tan rápido que el Hospital de
Elmhurst estableció protocolos
de cuarentena para proteger
a pacientes y trabajadores.
Eso significó que Gary no
tenía permitido entrar con su
esposa. “Dar a luz durante la
pandemia fue muy difícil. Nadie
podía estar allí conmigo, ni mi
esposo, partera o doula,” ella
dijo. “Pero me sentí segura en
todo momento. Dar a luz es una
experiencia traumática. Tú no sabes lo que te depara, tú
no sabes qué esperar. Pero yo conocí allí a las personas
más amables y maravillosas. Todo, desde dar a luz hasta la
enfermera ayudándome las primeras tres noches, todo fue
increíble. Todas las personas con las que me topé fueron
muy amables. Tú no puedes encontrar eso en cualquier
lado.”
Debido a que sus hijas fueron prematuras, ellas se
quedaron en incubadoras por todo un mes, hasta que una
de ellas pesó cinco libras. Un par de días después de dar
a luz, Stephanie fue dada de alta. La pandemia significaba
que ella y su esposo no podían tocar o ni siquiera visitar
a las recién nacidas mientras crecían. Pero el personal
de Elmhurst encontró formas para mantener a la familia
conectada. La trabajadora social en su caso enviaba
fotografías y le notificaba cuando las bebés alcanzaban
metas importantes, y tenían videochats regularmente,
para que así Stephanie y Gary pudieran ver el progreso
de sus hijas. “Yo creo que todo ocurre por una razón,”
ella dijo. “Esta debe ser una metáfora para algo, la vida
es un círculo. Vuelves de dónde viniste. Y no hay mal que
por bien no venga.”
Todo en la familia Elmhurst
Navdeep Kaur y su hermano, Jagmeet Singh, son ambos
enfermeros en Elmhurst. Y ambos nacieron allí con ocho
años de diferencia. En su familia, ellos son americanos
de primera generación. “Mis hermanos nacieron allí,
mis primos nacieron allí,
todos estamos conectados,”
dijo Jagmeet, a quien llaman
Jimmy. “Inclusive cuando no
estoy en el trabajo, seguimos
estando conectados, porque
allí fue donde nacimos. Yo crecí
con al menos ocho primos en la
misma cuadra, todos nacidos en
el hospital”.
Navdeep tiene recuerdos
similares. “Nosotros somos
como una familia Elmhurst,” ella
dijo. Los niños en su generación
jugaban juntos y conocían a
todos en la manzana. “Siempre
que alguno de nosotros se
enfermaba o tenía que ir a una
sala de emergencias, íbamos allí. Los niños son niños,
así que creciendo, fuimos a la sala de emergencias por
muchas cosas.”
Cuando ella se graduó de la escuela de enfermería,
Navdeep tenía solo un lugar en mente donde quería
trabajar: Elmhurst. Con una tía, Parminder, ya trabajando
allí, la decisión fue simple. “Cuando comencé en Elmhurst,
yo me sentí en casa de inmediato,” ella dijo. “Yo conocía
el área y todo lo que había en ella, aunque me había ido
por un tiempo.” En sus ocho años en el hospital, Navdeep
había trabajado en Rehabilitación, Neurocirugía, Cuidado
Progresivo, y ahora es una enfermera en la Unidad de
Cuidados Intensivos. “Es el único hospital en el que he
trabajado y no quiero irme nunca.”
Jimmy, más joven por ocho años, siguió sus pasos. Él
está ahora en la Unidad Geriátrica. “Se siente bien trabajar
en el hospital de mi vecindario,” él dijo. Aunque el área
ha cambiado mucho desde que Jimmy y sus hermanos y
primos eran niños, y aunque él mismo ahora vive en Nueva
Jersey, el área sigue siendo profundamente similar para
él. “Mi abuelo sigue viviendo en la casa donde yo crecí,
y yo agrupo mis días de trabajo y me quedo con él,” dijo
Jimmy. “Algunos días yo salgo del trabajo y lo veo afuera,
y es una caminata de 20 minutos hasta la casa, pero él
es realmente activo. Su cuidador principal también está
en el hospital; a él le gusta ir allí.”
“Elmhurst es fuerte”
Navdeep se encontraba entre los primeros trabajadores
de Elmhurst que se enfermaron con COVID-19, mientras
estaba trabajando en la Unidad de Cuidados Intensivos en
marzo. Su esposo, quien no trabaja en el hospital, también
se enfermó del virus. Afortunadamente, sus síntomas no
fueron severos, así que ellos se recuperaron en casa.
“Mis compañeros de trabajo fueron un sistema de soporte
adicional, otra familia,” ella dijo. “Nosotros hablábamos
por teléfono, y ellos me escribían mensajes para saber
cómo me iba cada día.” Dos semanas después, estaba
de vuelta en el trabajo.
Aunque el hospital actuó rápido para aprender todo
lo que pudieran sobre el virus y cómo darle el mejor
cuidado a sus pacientes, Jimmy se preocupaba por
su hermana mientras él era transferido a la Unidad de
Cuidados Intensivos. “Al principio fue traumatizante, pero
nosotros teníamos que superarlo,” él dijo. “Nosotros nos
recuperamos, Elmhurst es fuerte. Ese dicho es muy cierto.
Es un hospital centrado en la comunidad, y por lo que
hemos pasado, demuestra qué tan fuertes somos”.
Ambos hermanos ven su trabajo en el hospital como una
forma de permanecer conectados a sus raíces. “Para mí,
es como que, OK, tú me trajiste a este mundo, así que lo
retribuiré,” dijo Navdeep. “Eso tiene un gran significado para
mí porque yo he conocido el área por mucho tiempo.” Y
para Jimmy, esa sensación está inclusive más arraigada.
“Trabajar aquí me da una sensación de propósito, no solo
para mi beneficio, sino también para ayudar a otros,” él dijo.