LOCAL
8 • 30 DE ABRIL 2020
Jornaleros desalojados de la “Montaña” en Freeport
Por: Walter Garcés
walter@noticiali.com
Justo cuando menos lo esperaban y
en plena crisis del coronavirus, un
grupo de jornaleros hispanos de
Long Island fueron desalojados de las
precarias viviendas que habitaban en
el área conocida como la “Montaña”,
en Freeport, condado de Nassau.
En este sitio varios inmigrantes salvadoreños,
guatemaltecos y de otros
países, pasaban la noche, se preparaban
algunos alimentos y se guarecían
del peligro del COVID-19, hasta poder
encontrar algún trabajo, una tarea casi
imposible por ahora debido a la pandemia
que afecta a Nueva York y el
mundo.
Los jornaleros de escasos recursos
económicos vivían desde hace tiempo
en la “Montaña” y recibieron el pasado
lunes una orden de desocupar el terreno
que es propiedad de la Villa de
Freeport. Les dieron 72 horas para irse
o de lo contrario les advirtieron: “No
tenemos más remedio que sacarte de
la propiedad”, según indicaba un papel
pegado en un árbol del lugar.
No hubo tiempo para nada, con suerte
algunos jornaleros se llevaron sus
ropas, zapatos y cobijas antes de ser
desalojados el jueves. Tampoco nadie
les dio alguna opción para reubicarlos
en albergues locales, ya que en las actuales
circunstancias de emergencia
sanitaria muchos propietarios en Long
Island prefi eren no rentar un cuarto a
los jornaleros por temor a que puedan
contagiar el coronavirus.
“Es injusto por el tiempo que nos dan
para irnos”, dijo Ariel Mérida, inmigrante
guatemalteco que se dedica a limpiar
barcos, y es uno de los 12 trabajadores
hispanos directamente afectados por el
desalojo en la “Montaña”, que en realidad
es una zona boscosa escondida
cerca a las vías del tren de Long Island
Rail Road.
“Aquí no hacemos ningún problema,
ni nada, solo venimos a dormir, no
ofendemos a nadie, no nos metemos
En plena crisis del coronavirus removieron las precarias viviendas que usaban trabajadores hispanos en la zona conocida como la “Montaña”.
con nadie … Ellos solo nos dijeron que
teníamos que salir porque era propiedad
privada”, indica Mérida en referencia
a la policía de Freeport que se
acercó a dejarles la orden para desalojar.
“No se les pudo decir nada a los
policías porque muchos de nosotros
no hablamos inglés … Dijeron que estábamos
invadiendo, para ellos somos
unos invasores”.
Sin casitas ni trabajo
“Vamos a ver qué hacemos y a dónde
vamos, nos va tocar quedarnos aunque
sea debajo de una media carpa para
pasar la noche”, comenta Samuel García
otro de los jornaleros que también
perdió el espacio donde vivía desde
hace 4 años tras el inesperado desalojo
en la “Montaña”. El hombre de origen
salvadoreño trabajaba en construcción
hasta el mes de diciembre pero ahora
con el avance del coronavirus no ha
logrado encontrar empleo.
“Tengo amigos que van a pararse en
Home Depot (almacén en Freeport) a
buscar trabajo pero con éste virus nadie
les da nada”, señala García que camina
protegido con mascarilla para evitar el
contagio del COVID-19. Él afi rma que en
sus vecinos jornaleros no hay ninguna
persona infectada y solo conoce de un
paisano suyo, de Santa Ana, quien vive
en el condado de Brooklyn y sí dio
resultado positivo.
Por su parte Narciso Cruz, otro jornalero
morador de la “Montaña”, dice
“el desalojo de las casitas de campaña
que teníamos nos afecta mucho porque
ahorita no hay trabajo y más con
esta enfermedad (coronavirus) que está
molestando qué podemos hacer, no
tenemos nada, sólo sobrevivir”.
A causa de la pandemia a él le suspendieron
los ofi cios que desempeñaba
en pintura, instalación de paredes, techo
y baño. “Hago de todo un poco pero
me quedé sin trabajo, por eso nosotros
hacemos estas casitas en el monte porque
no hay otro recurso”, indica Cruz
que vino hace 14 años a Estados Unidos
procedente de El Salvador. “Aquí no hay
perdón para nadie, no nos consideran
nada a los inmigrantes”, se lamenta.
El Tráiler de Freeport
Para los jornaleros centroamericanos
desalojados de la “Montaña” la única
fuente de apoyo que tenían era el lugar
conocido como el “Trailer de Freeport”,
que estaba ubicado al fi nal de la Bennington
Avenue. En este sitio unas 30
a 50 personas recibían desayuno gratis
(de lunes a sábado), comida y también
orientación y programas como entrenamiento
de salud y seguridad en la
construcción (OSHA), ofrecidos por la
organización comunitaria CoLoKi. “Ahí
uno iba a tomar desayuno, podíamos
(Foto: Noticia)
preparar nuestra comida, cargar el teléfono,
teníamos mucho apoyo de las
organizaciones”, recuerda García.
La Villa de Freeport que es la dueña
del trailer, se lo prestaba -sin cobrar
alquiler- a CoLoKi, dirigida por su
fundadora Liz O’Shaughnessy, y posteriormente
por Mirna Cortes, quien
comenzó a trabajar aquí desde el 2014
y asumió la dirección interina a inicios
de abril. CoLoKi distribuía comida a
jornaleros gracias al apoyo del banco
de alimentos Island Harvest, pero en
marzo se conoció una carta del alcalde
de Freeport indicando que debían
desalojar el tráiler.
“Liz me notifi có que se iba cerrar el
tráiler y entonces nosotros dejamos
de operar el 6 de abril. Se cerró todo
completamente. Luego me informaron
que ya removieron el tráiler del lugar,
ya no existe, todo fue muy rápido”, señala
Cortes, que actualmente trabaja
como voluntaria con la Red Nacional de
Jornaleros para que no queden abandonados
los trabajadores hispanos de
la “Montaña”.
“Nos parece una gran injusticia que
en estos tiempos de crisis, el alcalde
de Freeport (Robert Kennedy) decida
destruir el lugar donde vivían estos
trabajadores y sin pensar en dar alguna
alternativa a dónde ir”, señala Nadia
Marín, directora de la Red Nacional de
Jornaleros. “En este tiempo ellos deberían
estar ayudando a la gente”, recalca.
Según indicaron los jornaleros desalojados,
en la “Montaña” quieren poner
un estacionamiento para una próxima
construcción. Mientras tanto, a la
preocupación latente del coronavirus,
ellos ahora tienen que sumarle el reto
de encontrar pronto un nuevo sitio
para vivir aunque no tengan trabajo ni
dinero, ni mucho menos ayuda.
(Foto: Noticia)
Inmigrantes salvadoreños, guatemaltecos y de otros países, pasaban la noche en la
“Montaña” y se guarecían ahí del peligro del COVID-19.
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